Proyección: La búsqueda del reflejo

Hoy escribiré un poco sobre el espejo, pero lejos de referirme al comúnmente conocido, me enfocare en un significado más profundo, el espejo mental, el espejo desde la perspectiva psicoanalítica. El espejo es un objeto que ha acompañado al ser humano a lo largo de la historia, un objeto que ha tenido múltiples usos, desde el simple apoyo en la estética de las cortes reales, hasta una función mística en rituales mágicos en varias tribus a lo largo del globo, el espejo además de ser un objeto creado para fine estéticos, es el primer objeto que tenemos a nuestro alcance y mediante el cual tenemos la primera impresión de nosotros como individuo completo, nos ubica en relación a nosotros con el entorno y con la sociedad, la impresión de nuestro “yo” a nivel individual es uno de los primeros pasos que damos para conformar nuestra personalidad. De la mano del reflejo también se conforma otro mecanismo psíquico que nos ayuda a relacionarnos con nuestro entorno, volviéndose un mecanismo de defensa, a esto se le conoce como “Proyección”, en la cual una persona atribuye a otros sentimientos, pensamientos o impulsos propios que resultan imperceptibles para sí misma, esto se vuelve referencia para nosotros y nuestras relaciones a lo largo de nuestra vida. Esos reflejos son tanto positivos como negativos, los reflejos positivos son aquellos son imágenes que nos enamoran y nos cautivan, de ahí que nuestro deseo de conservarlas por más tiempo en nuestras vidas, como los amigos o nuestras parejas; por otro lado, los reflejos negativos son aquellos aspectos de nosotros que nos desagradan y llegan a molestarnos en los otros, ocasionando que el evitar verlos a toda costa, como personas que nos caen mal. El dicho popular “Lo que te choca, te checa” hace referencia a los aspectos que vemos negativos en otras personas no son más que proyecciones de nosotros que encontramos en el otro, dichos reflejos pueden enamorarnos o asustarnos, podemos conservarlos en nuestras vidas o haremos lo posible por mantenerlos, saber él porque la atracción o el rechazo hacia alguien en específico nos brinda pistas sobre nuestra personalidad que nos ayuden a conocer y enfrentar retos que surjan a lo largo de nuestra vida. Saludos

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